Situada en el extremo oriental de Cantabria, en península que separa dos ensenadas: la de Urdiales y la de Brazomar, y al pie del monte San Pelayo, su historia en resumen, es la siguiente:
El más lejano pasado puede rastrearse y aún suponerse a través del conocimiento de la llamada cueva del Cuco, en las afueras de la villa, frente a la plaza de toros, en donde en 1969 se hallaron grabados en las paredes rocosas del interior. Se trata de figuras de ciervos, cabras y caballos realizadas por el hombre en el Paleolítico Superior y que prueban que la zona de Castro era ya habitada por grupos prehistóricos. También por los restos aparecidos en otras cuevas próximas podemos extender la vivencia humana en los alrededores de Castro durante la Edad de Bronce y más tarde, ya en los límites prehistóricos, sabemos que fue el puerto de un grupo indígena prerromano, (los Samanos) que se convirtió después en la colonia romana Flavióbriga, una de las principales ciudades del litoral cantábrico. La aparición desde siempre de restos arqueológicos en el subsuelo de la villa y recientes excavaciones del instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola de Santander, bajo la dirección de García Guinea y E. Illarregui, han demostrado fehacientemente que debajo del actual caserío se hallan las ruinas de la citada Flavióbriga. Nada hay seguro del Castro Urdiales medieval antes del siglo XII, cuando Alfonso VIII le concede el fuero de 1163 que hace progresar a la villa y situarla entre los más destacados puertos de la costa septentrional de España.
Fue señorio real y decayó a finales del XIV como consecuencia del establecimiento de los consulados de Burgos, Bilbao, las pestes, incendios, etc. En la Edad Moderna su más importante actividad fue la pesca y de ella se sostenía gran parte de sus habitantes.
Después de diversos episodios fiscales en relación con el señorio de Vizcaya, Castro siguió perteneciendo al corregimiento de las Cuatro Villas, luego al Bastón de Laredo y desde la división provincial a la de Santander , hoy Cantabria.
La monumental iglesia de Santa María, de Castro Urdiales, constituye el mejor ejemplo de nuestro gótico. Su construcción se inicia a principios del siglo XIII, al mismo tiempo que el castillo, y su diseño responde a modelos tomados del protogótico del norte de Francia. En ella se ven reflejadas todas las características del estilo: la gran relevancia de la fachada principal, con las dos torres macizas, aunque la izquierda quedó sin terminar, un amplio desarrollo de la nave central, dividida en las tres alturas clásicas, cuyo triforio o andito muestra el mismo diseño que el de la Catedral de Burgos, los grandes ventanales rasgados y los rosetones y el sistema de contrarresto, los arbotantes y contrafuertes, del que carecen el resto de nuestras iglesias góticas. El ábside, de características normandas, utiliza la disposición de capillas radiales alternadas con tramos rectos en la girola. A mediados del siglo XVI, como consecuencia del pandeo de los pilares de la nave central, por los empujes de las laterales, fue preciso disponer los arcos en voladizo para recuperar el equilibrio de fuerzas y tensiones.
BIBLIOGRAFÍA: GARCÍA GUINEA, Miguel Angel. "Cantabria, Guía artística". Ediciones Estudio. 1991. Santander.