La conservación de estas pinturas durante tantos milenios parece a veces inexplicable. Sólo la invariabilidad permanente de un ámbito inalterable como suele ser el subterráneo, en donde la temperatura apenas oscila, la humedad no suele sufrir casi variaciones y la oscuridad evita toda degradación del color, ha hecho posible el milagro que ha transmitido el arte más viejo de la humanidad.
Cantabria tiene felizmente en su haber, más de veinte cuevas en donde, de este a oeste, próximas a la costa, o en las laderas de los montes que bajan a sus ríos, el hombre del Paleolítico Superior dejó plasmadas las huellas de su afán expresivo. Unas veces sólo en color, sólo en pintura o en simple contorno de dibujo; otras veces en rasgos de costosa ejecución, grabados hechos en la caliza cortada materialmente por el filo agudo de un buril sílex. En algunos casos, las dos técnicas, pintura y grabado, se combinan en las figuras.
Algunos de estos ejemplos podemos encontrarlos en las cuevas de:
-Altamira
-La Pasiega
-La cueva del Castillo
BIBLIOGRAFÍA: GARCÍA GUINEA, Miguel Angel. "Historia de Cantabria: Prehistoria., Edades Antigua y Media". Ediciones Estudio. 1985. Santander.